viernes, 27 de septiembre de 2013

LEYENDO A CUMMINGS




LEYENDO  A CUMMINGS



Comienza a llover
espadas filosas
bautizan
como tus manos
glorificaban mi madrugada
noches en que
sin darte cuenta me amabas
invierno
que nunca esperé
donde comprendí
el origen del universo
de las religiones
y me daba miedo saber que existía
algo llamado amor
hoy entiendo aquel verso de Cummings
que una noche te leí
sentados a la mesa de un bar
bajo la luz de tus ojos
nada ni siquiera la lluvia
tienen manos tan pequeñas”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Dame tu fuego   el encadenado sin arrepentimientos el de  hogueras de pecados concebidos.   Dame tu fuego el que arraso campos...