viernes, 27 de septiembre de 2013

LEYENDO A CUMMINGS




LEYENDO  A CUMMINGS



Comienza a llover
espadas filosas
bautizan
como tus manos
glorificaban mi madrugada
noches en que
sin darte cuenta me amabas
invierno
que nunca esperé
donde comprendí
el origen del universo
de las religiones
y me daba miedo saber que existía
algo llamado amor
hoy entiendo aquel verso de Cummings
que una noche te leí
sentados a la mesa de un bar
bajo la luz de tus ojos
nada ni siquiera la lluvia
tienen manos tan pequeñas”.

TUS MANOS


TUS MANOS





Dame tus manos ásperas de tiza
las acariciaré con anticipado
hartazgo
hasta ser infiel
no olvidaré mi desierto
serás
zanja cerrada
de lluvia estanca
haré un monumento
de pasto recién cortado
a tu memoria
será tabernáculo tosco
de mi pulcra religión
en la noche
lo penetrará mi sombra
en amaneceres oxidados
sacrificaré
intimidades rebuscadas
papeles con olor a nafta
arderán para ti
y recordaré el dogma:
te amaré como a mí mismo.





lunes, 20 de mayo de 2013

MI BIBLIOTECA





Lomos dispersos
vivos
estantes perfectos
muertos
llenos de placer
realidad en éxtasis
sueño de conquista
incumplido
gloria escasa de mi  ser
humedad frágil
contenido de perpetuidad
absoluto de noche sin sueño
tobogán de feliz llegada
tierra virgen sin fin
vanidad
no correspondida por el común
colores  vivos
excepto el  amarillo
que Borges
me enseñó a odiar
habitación  última
limite 
del universo
finales
que algún  día
espero
me conduzcan   a  ti…


PRECIPITUD  





Alguien leyó un poema que te escribí
comentó: Los versos adolecen de precipitud
es cierto
toda mi alma se precipita en ti
locamente sin reflexión
palabras con sed
se sumergen en sueños
de lágrimas quemadas
certidumbre sin  fe
que un instante apenas perceptible
atraviesen tu tiempo

es cierto
toda mi vida se precipita en ti
avanzando lentamente
cargada de recuerdos
que claman
en noches suicidas de ti
a un dios sordo por tanto olvido

es cierto
todo mi futuro se precipita en ti 
palabras apuradas
me hacen caminar
en oscuridad sin espanto
números sin sentido
buscan la penumbra  afónica
de tu voz


Dame tu fuego   el encadenado sin arrepentimientos el de  hogueras de pecados concebidos.   Dame tu fuego el que arraso campos...